Investigadores de la Facultad de Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) han logrado importantes avances en la incorporación de recursos alimenticios de la zona en la dieta de cerdos.
La producción de cerdos se realiza habitualmente en la misma zona donde se obtiene su principal fuente de alimentación, y en Argentina el gran volumen de producción de porcinos coincide con las zonas de cultivos de maíz y soja, ambos de uso masivo para la preparación de sus alimentos.
En la zona existen cuantiosos emprendimientos de cría de cerdos, sin embargo no se dispone de materia prima para su alimentación, la cual debe traerse de otros lugares, lo cual implica un costo notorio y además no siempre existe disponibilidad de estos productos alimenticios.
Fuentes alternativas, mandioca por maíz
Para superar tal limitación, hace varios años investigadores de la Facultad de Veterinaria iniciaron un proyecto orientado hacia la búsqueda de fuentes alternativas de producción local, con el objetivo de sustituir al máximo posible los alimentos tradicionales que son escasos, costosos o directamente no se consiguen en esta parte de la región.
“Al momento hemos logrado avances satisfactorios, en especial para suplantar el alto grado de consumo de maíz en la dieta porcina” expresó el doctor Daniel Pochón, uno de los responsables del proyecto que se desarrolla en la Cátedra de Bioestadísticas y Nutrición y Alimentación Animal.
El principal avance estuvo dado por la incorporación de harina integral de mandioca en reemplazo del maíz. En el estudio se hicieron prueba para reemplazar en un 20, 40 y 60 por ciento la proporción de maíz por mandioca, y se evaluó la diferencia de peso, ganancia diario de peso, consumo de alimento diario y conversión alimenticia.
Del estudio de las variables productivas analizadas surgió que no hubo diferencias significativas entre la habitual alimentación y los tratamientos con 20%, 40% y 60% de reemplazo de maíz por mandioca. Inclusive; y es de destacar, hubo una mayor preferencia por parte de los porcinos por la alimentación que contenía harina de mandioca.
“El hecho de que no hubieron diferencias significativas en las dietas es una demostración que se puede reemplazar el maíz por raíz de mandioca” señaló Pochón a la Revista CyT, aunque aclaró que el objetivo no es la sustitución total del maíz, sino reemplazarlo al máximo posible en busca de la diversificación de las fuentes energéticas.
Sostuvo que si bien para lograr un kilo de harina de mandioca se requiere tres kilos de este producto antes de disecar, lo que se pierde en peso en relación al maíz, se gana en megacalorías.
El aceite para incorporar más energía
Otra arista de la investigación fue la incorporación de energía a través de aceites que son fácilmente convertidos en energía por el animal. Si bien la idea era incrementar la energía incorporada, se pretendía incrementar además en la carne la presencia de Ácido Linoleico Conjugado (CLA) y los ácidos grasos Omega 3 y 6, que el organismo lo utiliza para la síntesis de colesterol bueno y comprobados efectos preventivos al riesgo de desarrollar neoplasias.
En las pruebas realizadas, si bien con todos los aceites se ganó en energía, sólo el aceite de pescado logró incrementar la presencia de CLA, Omega 3 y 6. Pero el aceite de pescado tiene la desventaja de trasladar su gusto a la carne del cerdo.
Según explicó Pochón, actualmente están trabajando para superar esta desventaja observada. Para ello está previsto hacer diversos estudios de palatabilidad que permitan minimizar o evitar la influencia del aceite de pescado en el gusto de la carne.
Menos proteína en el alimento
Otro aspecto del estudio busca reemplazar la parte proteica de la alimentación del cerdo con recursos forrajeros locales. En la dieta del cerdo las proteínas se incorporan a través de expeller de soja y premezclas de minerales agregados al alimento.
Los investigadores están enfocados a reemplazar la soja por porotos Caupí de producción local, que tendría menor cantidad de proteínas que la soja, pero con la ventaja de ser un recurso disponible y de fácil producción en la zona.
Pero el Caupí contiene agentes anti nutricionales que deben ser desactivados para evitar daños en el animal, y en tal sentido los investigadores están observando si este poroto genera algún efecto en los cerdos si se les suministra el poroto en crudo, a fin de evitar que el hombre de campo deba realizar esta tarea de desactivar los agentes anti nutricionales.
Una idea factible
“Bajo nuestras condiciones de trabajo, concluimos que es factible tanto científica como económicamente reemplazar parte de los componentes de la dieta del cerdo” señaló Pochón.
Indicó que el objetivo no es sólo el reemplazo de maíz y soja por recursos nutricionales locales como forma de utilizar materia prima de la zona, sino también evitar problemas suscitados cuando los productores no logran conseguir maíz o soja, y terminan dándole de comer cualquier cosa a sus animales, lo cual se traslada directamente al gusto de la carne del cerdo.
Expresó que reemplazar la mandioca por maíz no representa una ventaja económica en primera instancia, pero sí cuando el productor cuenta con plantaciones en el mismo predio donde cría sus cerdos, o si tiene productores de mandioca en campos cercanos.
Además, estudios realizados en la mandioca indican la viabilidad de alimentar a los cerdos con mandiocas del segundo año, que son aquellas que pertenecer al segundo año de producción de la planta y que habitualmente no se comercializan, lo cual disminuye su precio como alimento para los animales.
En la zona existen cuantiosos emprendimientos de cría de cerdos, sin embargo no se dispone de materia prima para su alimentación, la cual debe traerse de otros lugares, lo cual implica un costo notorio y además no siempre existe disponibilidad de estos productos alimenticios.
Fuentes alternativas, mandioca por maíz
Para superar tal limitación, hace varios años investigadores de la Facultad de Veterinaria iniciaron un proyecto orientado hacia la búsqueda de fuentes alternativas de producción local, con el objetivo de sustituir al máximo posible los alimentos tradicionales que son escasos, costosos o directamente no se consiguen en esta parte de la región.
“Al momento hemos logrado avances satisfactorios, en especial para suplantar el alto grado de consumo de maíz en la dieta porcina” expresó el doctor Daniel Pochón, uno de los responsables del proyecto que se desarrolla en la Cátedra de Bioestadísticas y Nutrición y Alimentación Animal.
El principal avance estuvo dado por la incorporación de harina integral de mandioca en reemplazo del maíz. En el estudio se hicieron prueba para reemplazar en un 20, 40 y 60 por ciento la proporción de maíz por mandioca, y se evaluó la diferencia de peso, ganancia diario de peso, consumo de alimento diario y conversión alimenticia.
Del estudio de las variables productivas analizadas surgió que no hubo diferencias significativas entre la habitual alimentación y los tratamientos con 20%, 40% y 60% de reemplazo de maíz por mandioca. Inclusive; y es de destacar, hubo una mayor preferencia por parte de los porcinos por la alimentación que contenía harina de mandioca.
“El hecho de que no hubieron diferencias significativas en las dietas es una demostración que se puede reemplazar el maíz por raíz de mandioca” señaló Pochón a la Revista CyT, aunque aclaró que el objetivo no es la sustitución total del maíz, sino reemplazarlo al máximo posible en busca de la diversificación de las fuentes energéticas.
Sostuvo que si bien para lograr un kilo de harina de mandioca se requiere tres kilos de este producto antes de disecar, lo que se pierde en peso en relación al maíz, se gana en megacalorías.
El aceite para incorporar más energía
Otra arista de la investigación fue la incorporación de energía a través de aceites que son fácilmente convertidos en energía por el animal. Si bien la idea era incrementar la energía incorporada, se pretendía incrementar además en la carne la presencia de Ácido Linoleico Conjugado (CLA) y los ácidos grasos Omega 3 y 6, que el organismo lo utiliza para la síntesis de colesterol bueno y comprobados efectos preventivos al riesgo de desarrollar neoplasias.
En las pruebas realizadas, si bien con todos los aceites se ganó en energía, sólo el aceite de pescado logró incrementar la presencia de CLA, Omega 3 y 6. Pero el aceite de pescado tiene la desventaja de trasladar su gusto a la carne del cerdo.
Según explicó Pochón, actualmente están trabajando para superar esta desventaja observada. Para ello está previsto hacer diversos estudios de palatabilidad que permitan minimizar o evitar la influencia del aceite de pescado en el gusto de la carne.
Menos proteína en el alimento
Otro aspecto del estudio busca reemplazar la parte proteica de la alimentación del cerdo con recursos forrajeros locales. En la dieta del cerdo las proteínas se incorporan a través de expeller de soja y premezclas de minerales agregados al alimento.
Los investigadores están enfocados a reemplazar la soja por porotos Caupí de producción local, que tendría menor cantidad de proteínas que la soja, pero con la ventaja de ser un recurso disponible y de fácil producción en la zona.
Pero el Caupí contiene agentes anti nutricionales que deben ser desactivados para evitar daños en el animal, y en tal sentido los investigadores están observando si este poroto genera algún efecto en los cerdos si se les suministra el poroto en crudo, a fin de evitar que el hombre de campo deba realizar esta tarea de desactivar los agentes anti nutricionales.
Una idea factible
“Bajo nuestras condiciones de trabajo, concluimos que es factible tanto científica como económicamente reemplazar parte de los componentes de la dieta del cerdo” señaló Pochón.
Indicó que el objetivo no es sólo el reemplazo de maíz y soja por recursos nutricionales locales como forma de utilizar materia prima de la zona, sino también evitar problemas suscitados cuando los productores no logran conseguir maíz o soja, y terminan dándole de comer cualquier cosa a sus animales, lo cual se traslada directamente al gusto de la carne del cerdo.
Expresó que reemplazar la mandioca por maíz no representa una ventaja económica en primera instancia, pero sí cuando el productor cuenta con plantaciones en el mismo predio donde cría sus cerdos, o si tiene productores de mandioca en campos cercanos.
Además, estudios realizados en la mandioca indican la viabilidad de alimentar a los cerdos con mandiocas del segundo año, que son aquellas que pertenecer al segundo año de producción de la planta y que habitualmente no se comercializan, lo cual disminuye su precio como alimento para los animales.
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