Horas antes de dejar su cargo, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, puso fin al estatus que ponía a la Argentina como país libre de promotores de crecimiento para la producción de carne. A pedido de productores de porcinos, habilitó un fármaco que permitiría incrementar hasta 5% la producción de carne de cerdo, la Ractopamina.
Agricultura modificó la resolución 148, del 5 de abril de 2006. Aquella norma había dispuesto la prohibición "en todo el territorio nacional de productos veterinarios indicados como promotores del crecimiento". Esto es, anabólicos u otro tipo de sustancia. En Estados Unidos este tipo de productos son de uso frecuente. Pero la Unión Europea los resiste.
Según Juan Uccelli, de la Asociación de Productores de Porcinos, la Ractopamina (el único promotor permitido a partir de esta resolución) no es una hormona tradicional sino un medicamento que permite, mezclado con el alimento balanceado, incrementar hasta 5% la producción de carne en cerdos. Se utiliza en EE.UU., Brasil y muchos países productores, pero está prohibida en China y Europa.
"Las razones son comerciales", aclaró Uccelli, quien enfatizó que el producto no implica ningún riesgo para los consumidores de esa carne y prometió un exigente programa de trazabilidad, para evitar -entre otras cosas- que la Ractopamina sea utilizada para el engorde de otras especies animales.
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